lunes, 25 de junio de 2007

Prensa




Títeres y Payasos le ponen humor a la cultura porteña
Claudia Carvajal Diario la estrella de valparaíso

Proyecto de museo temático en antigua iglesia San Judas Tadeo. En la subida Cumming, a un costado de la plaza Bismark, nace un nuevo espacio para las artes.
Drásticamente ha cambiado el aspecto de la vieja Iglesia San Judas Tadeo del cerro Cárcel en las últimas semanas. Su fachada fue pintada de blanco, naranjo y azul; los santos reemplazados por mojigangas y títeres -aunque por ahí se puede encontrar todavía una figura del Sagrado Corazón de Jesús-; y la fe católica dio paso a la convicción de un grupo de artistas de convertir aquel espacio en un lugar para el desarrollo de las artes y la cultura. Pero lo que sin duda se mantiene es esa creencia ciega en un proyecto que, contra viento y marea, debe resultar.
Teatro Museo del Títere y el Payaso (Cumming 795) es el nombre de esta iniciativa que verá la luz a mediados de julio, cuando en las vacaciones de invierno se abra al público con un ciclo con obras para niños.
EL SUEÑO

Este Teatro Museo es la concreción de un sueño del actor y clown Víctor Quiroga, quien junto a su pareja, la diseñadora Paulina Beltrán (ambos son parte de la compañía El Faro), decidió aventurarse en esta empresa, que además de ser un lugar abierto para la expresiones culturales, pretende convertirse en un negocio turístico que atraiga a los visitantes que llegan al Puerto.
El espacio, respetando las naves de la otrora iglesia, se dividió en tres. A la derecha se instalará una galería con la Historia del Payaso en Chile, en el centro se instaló una sala de teatro y butacas y a la izquierda se está montando el museo del títere.
A futuro se sumarán una tienda de venta de muñecos y un sector donde los niños puedan jugar libremente con las marionetas.
"El año pasado empezamos a darle forma a esta idea. Paulina estaba estudiando Gestión Cultural e hizo su tesis sobre este proyecto. Después, a fin de año, postulamos al programa Capital Semilla de Sercotec y lo ganamos", contó Víctor Quiroga.
Todas las energías esta pareja las puso en este proyecto. Llegaron a un acuerdo con el cura de la parroquia (que hoy tiene un inmueble mucho más moderno a un costado de la vieja iglesia), Carlos Morales, quien confió en esta aventura y les arrendó el espacio.

"Estamos muy agradecidos de él porque confía en que le daremos un buen uso al inmueble. Tenemos el compromiso además de abrirlo a la comunidad del barrio para que participe y vea que se puede hacer cultura y pasarlo bien al mismo tiempo", comentó Víctor.
PARA EL HUMOR

Víctor y Paulina quieren además ponerle un poco de humor a la cultura porteña. "Acá hay espacio para el teatro realista, pero no para las marionetas y los payasos. En otros lugares del mundo los museos de este tipo son muy exitosos".
A futuro quieren que este lugar acoja una escuela de ambos oficios, por mientras la apuesta es consolidarse como Teatro Museo.

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