martes, 3 de mayo de 2011

Análisis de Espectáculo

El Cóndor y la Pastorcita

La Cia TeatroGentil viene desarrollando un trabajo de teatro de clown y teatro infantil desde hace mucho.
De las primera generaciones de la facultad Arcis, Fredy Huerta y su compañera de escenario Claudia Sánchez, son actores de presencia y muy ágiles. Logran a través de sus clowns presentarnos personajes frescos y llanos. También es grato percibir que poseen una capacidad vocal amplia. Sin embargo, tal gratitud se desvanece en el transcurso de la obra. Cada actor desempeña más de un personaje con un registro vocal casi idéntico entre uno y otro, sin respetar voces ni matices, instalando en el público una sensación extraña y paradojal entre capacidad versus ejecución.

El Engaño y el Secuestro
El Cóndor y la Pastorcita es una obra liviana y de humor fácil. Los gags son conocidos y resultan. Todo podría estar bien si la agrupación no cometiera un error de carácter grave en su dramaturgia. El desenlace del espectáculo cobra un sentido anti-valórico.
Vemos una pastorcita – puesta en la obra como símbolo de fragilidad y humildad – que es seducida por el cóndor, un ave símbolo de fuerza y también de masculinidad. Ella es enamorada, es engañada, es secuestrada, abandonada, tiene hambre y frío. Su hermano, en un esfuerzo tremendo, la rescata. Ella se siente aliviada, el público también. Al mismo tiempo, el cóndor se configura como el villano y el rescate es su castigo.
Hasta este punto nos encontramos con factores creíbles y coherentes. Sin embargo, al volver a casa ella inexplicablemente se transforma en cóndor y se va feliz con su carcelero. Se va con el villano sin que el espectador tenga la oportunidad de enterarse por qué la pastorcita está feliz; en qué momento lo perdonó y en qué acto de magia se transformó en pájaro. La actitud de la niña sólo hace validar el engaño y el rapto del cóndor.

Si hablamos de perspectiva de género, el hecho de que el engañado y secuestrado sea una mujer, hace aún más grave todo. Se transforma en una situación que refuerza el concepto de inferioridad de la mujer. Este conjunto de imágenes es perverso y la Cia aborda con descuido el tema.

Luciano Bugmann

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