jueves, 26 de mayo de 2011

Análisis de Espectáculo

Nosferatu y Clown and the City

Cia. Cachiporra.

La risa es una emoción que surge por la súbita transformación de una expectación frustrada, en nada. Emmanuel Kant (1)

La escena Porteña cuenta con una variedad de propuestas y presentaciones de distintos grupos que desarrollan el arte del Clown. La CIA Cachiporra experimenta este lenguaje desde 2002 y tiene una historia reciente, pero de mucha calidad en sus trabajos.

Es una agrupación que investiga el Clown en distintas facetas. El Clown de hospital, el clown solo y en grupo. Pero lo que más destaca del trabajo de la Cachiporra es su intento – en los trabajos de sala – de buscar insertar el payaso en una línea dramatúrgica.

De todas las compañías porteñas que laboran con el payaso y han incursionado en este pujo, es la que más resultados encontró. Hay, en esta línea de investigación, un nivel alto de riesgo. El Clown no aprende con el error, está constantemente amenazado por la necesidad de improvisar. De redescubrir lo que ya sabe para transformar en nada la expectación del asistente en una frustración.

El clown, lanzado en una línea dramatúrgica, trata de salir de ella y no puede. No logra desvencijarse. Genera en los actores una condición especial, mucho más exigente. Beneficio directo al público.

Nosferatu

El montaje Nosferatu prima por una estética bien definida. Los colores, su historia, su juego con la comunicación. Todo está muy bien madurado. La música en vivo e incorporada a la escena es, verdaderamente, un hallado. Potencia la obra, los efectos dramáticos y la improvisación. Aparte de utilizar un instrumento – el violín - que no es común y sacar de él sonidos variados y muy bien jugados.

Con excelente ritmo, los actores presentan el drama, las necesidades de los personajes, el juego del clown con sus objetos y el desenlace. El Vagabundo, con su soledad y tristeza cae bien al vampiro. Es el Clown adecuado.

Añañuca se desplaza bien dentro de las distintas tareas y desafíos que se le atraviesan por el camino. Todo el espectáculo tiene un muy buen juego. Nos divertimos con el ritmo, los juegos con los muñecos biplanos, los carteles… Los niveles de complicidad entre actores, actores /objetos y con el público es intenso y resulta muy atractivo.

Nosferatu es un clásico del teatro porteño. Una obra que tiene todas las capacidades para perdurar en el tiempo. Y ojala así sea.


Clown and the City

La definición de payaso que nos entrega la Real Academia no es muy alentadora para un oficio tan noble: (Del it. pagliaccio). 1. adj. Dicho de una persona: De poca seriedad, propensa a hacer reír con sus dichos o hechos. Es necesario buscar en otros estudiosos, ilustraciones más claras al respecto de este arte que hace tantos siglos acompaña la humanidad, se nutre y la nutre a ella, de una capacidad que solamente los humanos tienen: Reírse. Abajo dejo algunas páginas para una lectura entretenida al respecto (2).

Fundamentalmente el payaso es un ser al cual queremos. Él se hace querer. Nos incentiva a apoyarlo en sus torpezas, a ser testigo de ellas. Sin embargo, el Clown tiene además otra particularidad: al jugar con sus defectos y sacar de ellos risa en el espectador juega también con los defectos de quien ríe. Para el ser humano, por distintos factores sociológicos y antropológicos, es chistoso presenciar la derrocada ajena. Dice Stern (3) textualmente: Nos reímos de un hombre que resbala y cae: […], porque apreciamos una degradación de valores que lesiona su dignidad de hombre.

Y nos medimos también por esta degradación humana, porque podemos imaginarnos – con una cierta seguridad – en la misma situación. Aprendemos que “el vicio es una torcedura del alma, nos enmarca y nos simplifica” (4). El Clown es un ente o personaje que siempre debe provocar reflexiones. Es por naturaleza un provocador.

Particularmente Clown and the City es un espectáculo que agrada mucho. Expone el clown tratando de adecuarse a los prototipos femeninos de belleza. Las costumbres femeninas – algunas más íntimas que otras – son abordadas a partir del humor y saca muchas risas en ambos géneros. Una cartera llena de cosas – representativo de algunas chicas- o la identificación de los hombres con Añañuca al recordar a sus parejas.

La escenografía es sobria y funcional como los elementos con que se trabaja.

El espectáculo entretanto, se mantiene porque los chiste son muy buenos. Carece mucho de ritmo y de que Añañuca se vea más en problemas.

Las resoluciones a las complicaciones llegan, más por la inteligencia de la actriz que por la torpeza del Clown. La condición del drama lanza Añañuca a cumplir etapas. No son sorpresivas y por veces demasiado previsibles.

La música no llega a actuar como en Nosferatu. Cuenta a su favor solamente el hecho de que la voz femenina se acopla bien a la poética del espectáculo. El instrumento, en este caso la guitarra, no llega a adquirir la fuerza que se propone.

Sin perjuicio de lo anterior, Clown and the City sigue un buen camino en dirección al clown que molesta, que cuestiona. Que nos hace pensar. La Cachiporra es una agrupación que tiene una línea investigativa interesante y arriesgada. Encuentra la diferencia entre un espectáculo de Clown y un Show de payasos. Ojala más agrupaciones descubran y experimenten este desafío.

(1) Immanuel Kant (1724 – 1804) Filósofo alemán, considerado por muchos como el pensador más influyente de la era moderna.

(2) http://reir-fdez.blogspot.com/2008/03/aproximacin-la-risa-su-funcin.html

http://reir-fdez.blogspot.com/2008/03/aproximacin-la-risa-su-funcin.html

(3)Stern, Alfred: «Filosofía de la risa y el llanto», Ediciones Imán, Buenos Aires, 1950.

(4) Henri Bergson: «La Risa» Filosofia Alianza Editorial pag19-20

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