viernes, 13 de mayo de 2011

Análisis de espectáculo

No sin mi Unicornio

Teatro de Animación, define con más propiedad lo que comúnmente llamamos teatro de títeres. Este término que en Chile aún no logra establecerse porque usualmente remite al trabajo de cumpleaños o al de animación de eventos. Sin embargo, si consideramos que la palabra surge de "Ánima", el alma del objeto en movimiento, ella define mejor que cualquier otra, este arte que se remonta a los orígenes del ser humano.
El Teatro es convención. Establece un acuerdo con el espectador. Si logra cumplirlo, el espectador se irá contento. El Teatro cumplió con su función.
La Cia Títeres sin Cabeza, agrupación española que visitó Chile con la obra "No sin mi Unicornio", un espectáculo que mezcla el lenguaje de los objetos, del clown, y la narración, es una función que presenta un estilo poco conocido y explotado en Chile.
"No sin mi unicornio" utiliza objetos cotidianos para desarrollar la historia. Es llamativo y agradable que la invitación del espectáculo hacia el público sea jugar al teatro.
El conflicto se centra en establecer la convención; la convención es "Queremos jugar al teatro e inventar". Me falta qué hacer, voy hacer teatro. Me falta un amigo, hago un amigo. No está el circo, pues hay que inventarlo. Y en base a esto los demás conflictos de la obra se van desarrollando y encontrando soluciones verdaderamente muy eficientes.
Un titiritero fundamentalista o aficionado pudiera cuestionar con argumentos bastante sólidos el hecho de que los muñecos pierden vida en el trabajo pues constantemente son dejados inertes para que otro personaje tenga vida %96 Estamos hablando de una sola titiritera que desarrolla todo trabajo de manipulación %96 y son varios los personajes. Pero nuestro fundamentalista ficticio seguramente se quedaría con una duda. Cuando está la manipulación, ésta es buena. Respeta tiempo, foco y desplazamiento.
Ocurre que como el juego es el teatro, y la soledad de la titiritera y de su flor logran establecer la convención, ya no nos importa si los muñecos no se mueven por un pequeño periodo de tiempo. El público acepta y comparte la propuesta. La secuencia de desencuentros entre los personajes se pone entretenida porque está proponiendo y resolviendo problemas todo el tiempo.

Otro punto valorable es que el espectáculo propone el desarrollo de la creatividad sin subrayarla todo el tiempo, sin ser más didáctico que la obra. Y el otro punto que se destaca es el sentido de espectáculo que tiene la obra. El juego de inventar elevado a la potencia de drama.
Sin embargo y aún con tantos puntos a favor, algo hace que la obra sea un poco cansadora. Es así como entramos en un punto que contrasta bastante con las propuestas presentadas por la agrupación. Si aplicamos el estudio de divisiones de objetivos y superobjetivos propuesto por Stanislavsky (1) al conjunto vocal de la obra podemos percibir que no hay claridad.

El cuidado impuesto en la lógica del espectáculo no está presente acá. Los registros vocales de cada personaje se resuelven por separado, casi todos tienen una respiración sobregirada, y demasiado ímpetu al expresarlas. El silencio no es tomado en cuenta y el texto muchas veces antecede y explica las acciones que se van a realizar. Sin matices vocales es difícil antener una propuesta tan osada tratándose de teatro de muñecos.

(1) Konstantín Serguéievich Alekséyev, actor, director escénico y pedagogo teatral, nació en Moscú en 1863 y murió en la misma ciudad en 1938. Fue el creador del método interpretativo Stanislavski.

Luciano Bugmann