Cia "El Faro"
La Cia de Teatro El Faro presenta, desde hace algún tiempo, fragmentos de dos obras que componen su repertorio en una especie de muestra de trabajo o de habilidades.
Alegreto y Neruda resulta ser una síntesis de lo que esta agrupación quiere decir al mundo como artistas. Es un intento de mostrar a los espectadores un ejemplo de lo que pueden hacer los títeres y los payasos. El grupo va encontrando en el camino las soluciones para lograr sus propósitos y poniéndolas en práctica. Suena como un desahogo.
Busca, a través de la poesía de estos dos artes, convencer los auditores de que los títeres y los payasos necesitan comunicarse con el mundo y que el mundo los necesita. Es una tarea noble. Y de manera macro lo han logrado. Son los gestores del más importante movimiento conjunto de propulsión de los artes del Títere y el Payaso en toda la historia de Chile. Es innegable que tienen claro lo que quieren hacer.
Sin embargo, Alegreto y Neruda, no se configura como espectáculo. No tiene una línea dramática que los ligue. Por tratarse de un colage de dos espectáculos, resulta ser una demostración de habilidades.
Por separado, cumplen parcialmente sus propósitos. El peso está claramente puesto en el Clown. Soquete funciona muy bien en sus rutinas y salva el show. Alegreto también tiene más rodaje. Por estar más seguido en las tablas no se deja caer.
Neruda carece de cambios de ritmo en la manipulación. El títere no está en riesgo nunca y el resultado juega en contra a los objetivos. El títere hace cosas poéticas, pero el tiempo / ritmo deja el fragmento de espectáculo algo lento y con las sorpresas completamente previsibles.
Queda evidente la diferencia de trabajo y dedicación entre Alegretto y Neruda. Esta diferencia no es buena. Durante mucho tiempo esta fórmula ha servido para que el público se entere de que la Fundación Teatromuseo está hablando. Pero el nivel ha subido mucho. El Faro es responsable directo por este salto de calidad, tanto en las obras como en el pensamiento al respecto del Teatro de Animación y de Clown.
Lo que, por convención, podemos llamar la obra, no carece de talentos individuales. Carece de atención a las partes que la componen. Necesita ser equitativo como técnica. Y principalmente necesita asumir su condición de muestra de habilidades. Si las ganas de El Faro, es seguir con este formato, uniendo los distintos universos artísticos que lo componen, cada cual debe tener su importancia.
Retumban por los pasillos voces que gritan ganas de un nuevo montaje.
Por Luciano Bugmann
Alegreto y Neruda resulta ser una síntesis de lo que esta agrupación quiere decir al mundo como artistas. Es un intento de mostrar a los espectadores un ejemplo de lo que pueden hacer los títeres y los payasos. El grupo va encontrando en el camino las soluciones para lograr sus propósitos y poniéndolas en práctica. Suena como un desahogo.
Busca, a través de la poesía de estos dos artes, convencer los auditores de que los títeres y los payasos necesitan comunicarse con el mundo y que el mundo los necesita. Es una tarea noble. Y de manera macro lo han logrado. Son los gestores del más importante movimiento conjunto de propulsión de los artes del Títere y el Payaso en toda la historia de Chile. Es innegable que tienen claro lo que quieren hacer.
Sin embargo, Alegreto y Neruda, no se configura como espectáculo. No tiene una línea dramática que los ligue. Por tratarse de un colage de dos espectáculos, resulta ser una demostración de habilidades.
Por separado, cumplen parcialmente sus propósitos. El peso está claramente puesto en el Clown. Soquete funciona muy bien en sus rutinas y salva el show. Alegreto también tiene más rodaje. Por estar más seguido en las tablas no se deja caer.
Neruda carece de cambios de ritmo en la manipulación. El títere no está en riesgo nunca y el resultado juega en contra a los objetivos. El títere hace cosas poéticas, pero el tiempo / ritmo deja el fragmento de espectáculo algo lento y con las sorpresas completamente previsibles.
Queda evidente la diferencia de trabajo y dedicación entre Alegretto y Neruda. Esta diferencia no es buena. Durante mucho tiempo esta fórmula ha servido para que el público se entere de que la Fundación Teatromuseo está hablando. Pero el nivel ha subido mucho. El Faro es responsable directo por este salto de calidad, tanto en las obras como en el pensamiento al respecto del Teatro de Animación y de Clown.
Lo que, por convención, podemos llamar la obra, no carece de talentos individuales. Carece de atención a las partes que la componen. Necesita ser equitativo como técnica. Y principalmente necesita asumir su condición de muestra de habilidades. Si las ganas de El Faro, es seguir con este formato, uniendo los distintos universos artísticos que lo componen, cada cual debe tener su importancia.
Retumban por los pasillos voces que gritan ganas de un nuevo montaje.
Por Luciano Bugmann
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