Análisis de La Pincoya Porteña
El mar es el sustento de muchas familias, motivo de inspiración e historias, de un sin fin de cuentos. Es temido no sólo por su furia, si no también por sus leyendas y personajes míticos.
La Pincoya Porteña es un espectáculo bastante rodado en el puerto. Lo que lo hace atractivo es su cercanía con la realidad de Valparaíso, su mar, sus boleros, sus leyendas. Aunque el cuento se basa en una leyenda del sur de Chile, es envuelto de una notoria universalidad.
Utilizando la narración oral, la música y las marionetas, la Cia. La Matine presenta una obra melancólica pero no sin esperanza. La Pincoya Porteña es una bonita historia de amor. Muy bien ambientada, la escenografía no guarda secretos, pero promueve sorpresas. Principalmente en su manipulación y versatilidad.
La obra cuenta con un panel central que sirve de base para los distintos ambientes; El bar, los cerros de Valparaíso etc., lo que proporciona una variedad atractiva para el trabajo.
La Pincoya Porteña es una historia de amor, habla fundamentalmente del cazador. Del que busca en el mar su pez y es seducido por él hasta llevarlo a la “muerte”. Quisiera abrir un paréntesis en este aspecto, que en la obra está abordado de forma muy cuidadosa, en el sentido que no se esconde la muerte, no se lleva el entendimiento del tema a los extremos, dejando que el espectador disfrute del momento como corresponde: sin prejuicios.
La manipulación es bastante limpia y ha ganado mucho con los años en las tablas. Lo que persiste es una confusión en lo que se refiere a los distintos momentos de la actuación: ora como narrador ora manipulador de objetos. Por muchos momentos los papeles se funden sacando peso y brillo a los muñecos. La obra esta compuessta por cuadros que entregan referentes muy cercanos al espectador. Como en la escena de la Machi. Hay mucha cercanía con el cotidiano Mapuche. Sin embargo, la escena pierde fuerza cuando Juan se pone a bailar, sacando innecesariamente protagonismo de la Machi y principalmente de lo más importante de la escena: El Rito.
La música adquiere una importancia dramática muy interesante. Los boleros van expresando el sentimiento de Juan y su decadencia hasta el descenso idílico. La ejecución en vivo proporciona un buen quiebre en el tono de la música envasada aun que pudiera ser más aprovechado o variado en sus melodías.
La Pincoya Porteña es un espectáculo entretenido y deja al público la belleza del amor finalmente concretado.
Por Luciano Bugmann
El mar es el sustento de muchas familias, motivo de inspiración e historias, de un sin fin de cuentos. Es temido no sólo por su furia, si no también por sus leyendas y personajes míticos.
La Pincoya Porteña es un espectáculo bastante rodado en el puerto. Lo que lo hace atractivo es su cercanía con la realidad de Valparaíso, su mar, sus boleros, sus leyendas. Aunque el cuento se basa en una leyenda del sur de Chile, es envuelto de una notoria universalidad.
Utilizando la narración oral, la música y las marionetas, la Cia. La Matine presenta una obra melancólica pero no sin esperanza. La Pincoya Porteña es una bonita historia de amor. Muy bien ambientada, la escenografía no guarda secretos, pero promueve sorpresas. Principalmente en su manipulación y versatilidad.
La obra cuenta con un panel central que sirve de base para los distintos ambientes; El bar, los cerros de Valparaíso etc., lo que proporciona una variedad atractiva para el trabajo.
La Pincoya Porteña es una historia de amor, habla fundamentalmente del cazador. Del que busca en el mar su pez y es seducido por él hasta llevarlo a la “muerte”. Quisiera abrir un paréntesis en este aspecto, que en la obra está abordado de forma muy cuidadosa, en el sentido que no se esconde la muerte, no se lleva el entendimiento del tema a los extremos, dejando que el espectador disfrute del momento como corresponde: sin prejuicios.
La manipulación es bastante limpia y ha ganado mucho con los años en las tablas. Lo que persiste es una confusión en lo que se refiere a los distintos momentos de la actuación: ora como narrador ora manipulador de objetos. Por muchos momentos los papeles se funden sacando peso y brillo a los muñecos. La obra esta compuessta por cuadros que entregan referentes muy cercanos al espectador. Como en la escena de la Machi. Hay mucha cercanía con el cotidiano Mapuche. Sin embargo, la escena pierde fuerza cuando Juan se pone a bailar, sacando innecesariamente protagonismo de la Machi y principalmente de lo más importante de la escena: El Rito.
La música adquiere una importancia dramática muy interesante. Los boleros van expresando el sentimiento de Juan y su decadencia hasta el descenso idílico. La ejecución en vivo proporciona un buen quiebre en el tono de la música envasada aun que pudiera ser más aprovechado o variado en sus melodías.
La Pincoya Porteña es un espectáculo entretenido y deja al público la belleza del amor finalmente concretado.
Por Luciano Bugmann
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