Análisis de Patito Feo
Marco Yavar es una autoridad en Teatro infantil en Chile. Tiene una larga trayectoria itinerante. Lleva el teatro a los rincones más recónditos del país. Con un estilo bastante particular, su compañía mezcla música (buena música), máscara y actuación.
La opción de actuación con las mascaras es potente. Marcos Yavar las sabe por libro, pero en momentos – como el gato y el lobo – caen en la caricatura de su utilización y pierden vida.
Su actuación es fuerte, limpia y objetiva. Sin embargo, su compañero de tabla, aunque con una propuesta de trabajo corporal interesante, no alcanza la destreza de su par, retumban en compases distintos (aparte de la obvia debilidad del Patito) y este detalle es claramente visible.
También existe una costumbre nada productiva, que es común en el teatro para niños, de que el personaje esté hablando lo que va hacer antes de concretar la acción, como si el público tuviera dificultad en entender que el personaje se esconde, golpea la puerta o se va de la escena. Existen muchas formas de demostrar la inseguridad del personaje Pato. Resulta cansador la repetición del recurso.
El Patito Feo es un clásico. Casi todo el público lo maneja y esto facilita mucho la funcionalidad de la obra porque, efectivamente, existe una cierta confusión con el desarrollar del cuento. La dramaturgia no es tan sencilla como la historia que pretenden contar; son varios los “monos” que no aportan ni impiden el destino del personaje central. El lobo y el gato por ejemplo. Y en este punto el trabajo cae en la forma. Aparecen los trucos que entregan los años de estrada y que funcionan. Pero, ¿son realmente necesarios? ¿Para qué? … “Enfeitar o Pavão”! (1).
Aún hablando de la historia, tampoco nos enteramos mucho por qué el patito se va. Lo hace porque tiene que irse. Así lo dice el cuento. Pero en este montaje, este momento – que es crucial para el drama – queda encubierto por el sentido común de que todos sabemos que pasa. La obra no lo dice. Tampoco vemos plasmado de forma clara el cambio de plumas que propicia la redención del protagonista. El actor tampoco cambia su forma de actuación y su ritmo.
El Patito Feo, de manera general, es plano y sin muchas sorpresas. Aún así el espectáculo nos trae cosas muy buenas como el juego del chancho con el barro que es muy bien aprovechado. Marca el sentido imaginativo que el espectador tiene que tener para el entendimiento y disfrute de la obra. Promueve un ejercicio creativo y sagaz, con humor y gracia. O también La Primavera que es estéticamente bien fea, pero no molesta por su rareza. Es muy divertido su lado masculino.
(1) Adornar el Pavo Real. Dicho brasileño que se refiere a la acción o intento de mejorar algo que ya está bueno, sin alcanzar el resultado esperado.
Por Luciano Bugmann
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