miércoles, 26 de octubre de 2011

Análisis de Espectáculo





Los 3 Chanchitos


La compañía Marcos Yavar vuelve al Teatromuseo con la obra LOS TRES CHANCHITOS un espectáculo versátil y bastante entretenido que hace reír y soñar a niños y adultos.


Los 3 Chanchitos: Tito, Pablo y el hermano mayor, Pancho, abandonan la granja donde viven para construir sus propias moradas. Personajes bastante conocidos en el imaginario infantil. La fábula pertenece al grupo de los más populares relatos en todo el mundo occidental. «Una fábula es, en su estado original, una narración en la que, con fines moralistas, unos seres irracionales, y a veces inanimados, actúan y hablan como si tuvieran intereses y pasiones humanas» (Samuel Johnson).


Ya sea de modo beato o divirtiéndonos, las fábulas afirman siempre, y explícitamente, verdades morales; no hay ningún significado oculto, no queda nada para nuestra imaginación, afirma Bruno Bettelheim en el libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas, cuando compara esta con la definición de cuentos de hadas.


Muchos autores se han dedicado al análisis de la historia e importancia del universo imaginativo que los cuentos tienen en el desarrollo de los niños.


De alguna forma resulta intrigante la definición de fábula que él abraza.


La puesta en escena de Marcos Yavar, como de costumbre, se caracteriza por tener una escenografía sobria, funcional, con pocos aderezos, una bonita música y muy dinámica.


Todo es bastante funcional y se aferra en un recurso de pantomima que resulta eficiente. Distinto de espectáculos infantiles, Marcos Yavar solicita la participación del público – y la obtiene – a través del juego imaginativo. Sin tratar a las niñas y niños como imbéciles, ni hostigándolos a la horrible e histérica cuenta hasta 3. Él opta por la tranquilidad. Lo que permite que la obra sea una importante herramienta para el desarrollo de la creatividad de los más pequeños y también de sus padres que (re)descubren trucos y formas entretenidas de narración para aplicar con sus pequeños.


Los niños construyen la realidad a través de discursos narrativos. Se valen de los universos fantásticos para construir en su cabeza nexos con su entorno. Los tres cerditos, afirma también Bettelheim, son una metáfora del desarrollo, del niño chico apegado al placer, hasta la madurez del desarrollo personal.


Dentro de todo esto, la figura del lobo – que es muy bien interpretado por Marcos Yavar – “destructor y salvaje representa las fuerzas sociales, inconscientes y devoradoras contra las que tenemos que aprender a protegernos, y a las que uno puede derrotar con la energía del propio yo”*- es fundamental en la obra. Maximiliano Feroz, cumple con este rol. Personifica estos valores y representaciones, pero con la aplicación delicada e inteligente del montaje, donde el terror a la figura del lobo no lo impone el espectáculo si no el propio espectador, extraído de sus propios referentes. Por lo tanto, deja a cargo del niño y su perspicacia el enfrentamiento con sus temores íntimos y la forma de derrocarlo. 


Marcos Yavar, con su montaje, se contrapone – positivamente – a la definición de fábula descrita al principio propiciando un universo mágico-pedagógico divertido y muy entretenido.





* Bruno Bettelheim (Viena, 1903 - Los Ángeles, 1990) Psicoanalista estadounidense de origen austríaco. Durante los años de su formación estuvo en contacto con el sólido ambiente cultural vienés, y especialmente con la primera generación de discípulos de Freud, de cuya ortodoxia psicoanalítica Bettelheim no tardaría en apartarse, para destacar la importancia del entorno educativo familiar en el equilibrio psicológico del niño. http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/bettelheim_bruno.htm





Por Luciano Bugmann






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